domingo, 13 de mayo de 2012

Del Torito al Volapié. Lección de tortillología

Hace días que tenía pendiente esta entrada, pero la frenética actividad de las últimas semanas con el curso de guía turístico gastronómico, me han impedido sentarme un rato tranquilo para poder hacerla, ahora sí y ahí va.

 El 1 de Mayo y festividad del día del trabajo, este grupo de tortillando decidió no hacer fiesta y seguir con sus lecciones, ya que el fin de curso está cada vez más próximo y nos gustaría superar la licenciatura con la mayor nota posible. 

Pues lo dicho, el día 1 cogimos el coche rumbo al bar el Torito en Rota, nada más salir, toda la Alameda estaba cortada por la manifestación y una gran caravana nos recibió desde la Caleta poniendo en peligro las lecciones de la jornada, pero por fin, aunque tarde, llegamos a Rota y acelerados Tomtom en mano fuimos a buscar el Torito. 

Este bar, céntrico de Rota, se encuentra en una estrecha calle, con una muy agradable terraza. Nada más entrar nos sorprendió la decoración, con muy buen gusto combinando perfectamente elementos modernos (como espejos, arañas de cristal, predominio del color plata) y tradicionales, (vigas de madera, la forma de las paredes, sillas de espartos).
Detalle del bar el Torito

Nos situamos en la barra pues íbamos mal de tiempo y pedimos nuestras cervezas y las tapas de tortilla, que en esta ocasión, vienen acompañadas por mojo picón, que pedimos lo pusieran a un lado para poder degustar la tortilla con y sin el mojo. La tortilla estaba buena pero padecía de un mal de la tortillología que es el recalentón al microhondas, lo que le deja la parte exterior brillante y gomosa, el mojo en cambio esta extraordinario, para mojar pan. 

Tortilla con mojo

Como por el camino nos habíamos estudiado la lección, le solicitamos al camarero la beca correspondiente, que consistía en una degustación de arranque roteño, el camarero al decírselo puso cara de sorpresa y nos comentó que ellos ponían sellos no becas, cuando le expliqué lo que era volvió a poner una cara de susto y entró para comentarlo en cocina, al poco salió con una tapa de arranque para los cuatro, que por cierto estaba buenísimo y era para pedir más, pero teníamos otras obligaciones, así que pedimos la cuenta y el camarero nos comenta que el arranque no nos lo iban a cobrar, detalle que desgraciadamente nos afectó en la valoración del establecimiento, ya que, si no quieren dar nada pues que no pongan beca como en tantas otras lecciones, pero sinceramente, en estos casos, uno sale con una rara sensación en el cuerpo que no debería ser.



Corriendo cogemos nuestro coche rumbo a Chipiona, al Bar el Volapié: A las 15:00 horas llegamos a este emblemático establecimiento que se encuentra en plena calle principal junto a la Cruz del Mar, allí nos estaban esperando, y guardando un sitio pues el bar estaba completo, Censi y Juan Antonio, progenitores de la tortillanda Nadia, que quisieron acompañarnos en la realización de esta lección chipionera.



Bar el Volapié junto con nuestros invitados

El bar en su interior, tiene una amplia barra y bastante mesas redondas y bajitas, tipo patio andaluz, y una decoración preferentemente taurina, además también cuenta con una terraza en el exterior. 

Al llegar, nuestros acompañantes nos comentan que para ir abriendo boca se habían tomado una tapa de fideos con almejas que estaban buenísimos pero que ya se habían acabado, por lo que no pudimos catarlos, pero bueno, rápidamente pedimos nuestras cervezas, las tortillas de escombros, pastel de berenjenas y unas pocas raciones más, para no quedarnos con hambre. 

Mientras esperábamos la comida, veíamos salir numerosas tortillas y como pudimos comprobar en la carta, es una de sus especialidades y no solo la de escombros, sino una gran variedad de tortillas que tienen en la carta. 

Por fin llegan las tortillas, redondas, preciosas, suculentas, montadas sobre un pan redondo o pulguita, y rápidamente le metidos el diente para valorar esta apetecible tortilla, ésta estaba muy buena con sus trocitos de chorizo y salchichón, solo una cosa, porque todo no puede ser perfecto, y es que la que a mí me tocó estaba algo crudo el huevo por dentro, por lo demás, perfecta. 
Detalle de la Tortilla de escombros

Aunque, y me imagino que por el público que había, el servicio estaba un poco desorganizado, cuando le entregamos las cartillas y pedimos la cuenta, y sin hacer referencia a la beca por el corte que habíamos recibido anteriormente, junto con la cuenta nos trajeron una botella de cava rosado, todo un detalle, de estos que te dejan una sensación muy agradable del establecimiento, pudiendo brindar por ellos. 
La beca del Volapié

Respecto a las valoraciones:

La lección del bar el Torito, ha obtenido una puntuación global de 6,47, suspendiendo en la textura de la tortilla y siendo lo más valorado, la decoración del establecimiento. 

La lección del Volapié ha obtenido una puntuación de 7,75, destacando los aspecto de presentación de la tortilla, la cantidad y la beca recibida. 

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