En el precioso balcón de la casa particular frente a la heladería, apareció la viñera para envolvernos con una muy personal voz quebrada y rasgá que ponía los pelos de punta. En contraposición con la voz dulce y suave de Martín.
La actuación fue creciendo en intensidad, a la par que ambos iban alternándose, trasladándonos por momentos a la Argentina con un sentidos tangos para volvernos a traer luego de vuelta a Cádiz cantando por soleá y por alegrías.
Muy aplaudida esta última actuación que pone broche final al mes de Julio con los Balcones de Ida de vuelta y deja el listón alto para los siguientes artistas.
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