Acabamos de cerrar el mes
de Septiembre, un mes que ha sido muy positivo para el turismo gaditano,
sobretodo en cuanto a escalas y número de pasajeros de cruceros se refiere y
ahora nos enfrentamos encontramos con Octubre, un mes para el que se espera la
escala de más de 62.000 pasajeros, a lo que hay que sumar la correspondiente
tripulación de los treinta y tantos buques que hacen escala en Cádiz este mes.
En numerosas ocasiones
desde este blog hemos comentado la importancia que está adquiriendo el sector
de cruceros en la ciudad, y cómo puede ser un complemento perfecto para el
desarrollo turístico de la misma y un elemento para reducir la típica
estacionalidad del turismo estival.
Actualmente nos
encontramos en muy buen camino, se están tomando iniciativas y gracias al
recién creado Observatorio de Cruceros por la Autoridad Portuaria, se está
llevando a cabo un análisis exhaustivo del sector en la ciudad.
Entre las debilidades
detectadas, hay una que supone un lastre para Cádiz desde el punto de vista
turístico y bajo mi opinión, una forma de no cegarse ante oportunidades de mercado.
Nos estamos refiriendo a la problemática de los horarios comerciales.
La practica habitual no
solo de los turistas de cruceros sino también de los visitantes alojados en
otras localidades cercanas a la capital, es de realizar sus visitas turísticas
y monumentales a lo largo de la mañana, al ser la mayoría procedentes de otros
países, acostumbran a almorzar temprano y dedicar la tarde para culminar sus
visitas o realizar sus compras, y aquí nos topamos con nuestro problema.
No solo en Cádiz, sino en
muchas localidades españolas, los comercios acostumbran a cerrar sus puertas
entre las 13:30 horas y las 18:00 horas, es el denominado por los foráneos como
el “siesta time”, más de cuatro horas en el centro del día en las que todos los
comercios pierden la oportunidad de que visitantes y cruceristas puedan
disfrutar de sus escaparates, entrar y conocer sus productos, suponiendo toda
una oportunidad de venta.
En varias ocasiones las
administraciones han intentado realizar experimentos para convencer a los
comerciantes para permanecer abiertos ante la afluencia de visitantes, pero las
experiencias no dieron su fruto, en parte, porque se espera que los beneficios
lleguen automáticamente, considerándose que dichas horas extras de apertura
supondrían tal afluencia como los mejores días de Navidad, y la cosa no es así.
Creo, y simplemente es mi
opinión, que para que la cosa funcione, tenemos que, no solo