Eran las 10 de la mañana, el lugar, la Plaza de la Catedral de Cádiz, en la puerta del legendario establecimiento Casa Hidalgo, donde poco a poco se fue congregando un numeroso grupo de personas, muchos de ellos conocidos, otros, como nosotros, novatos en esta aventura.
El cielo gris anunciaba que iba a ser una jornada triste y lluviosa, no de grandes chaparrones, sino de gotas pausadas y constantes, de las que empapan, queriendo así el cielo calar también dentro de nosotros a lo largo del recorrido.
Pasados unos 10 minutos de espera, el periodista Juan José Tellez y uno de los organizadores de esta ruta, y megáfono en mano, anuncia a los asistentes, que en fila de uno, vayan accediendo al interior del establecimiento. Tras pasar el mostrador, un bofetón de aromas te acompaña al cruzar el obrador camino de un patio trasero, patio que fuera un hermoso huerto-jardín, de esos lugares ocultos e insólitos de esta ciudad de Cádiz, del que se conserva, cual ruina arqueológica, varios árboles de gran porte, destacando un olivo y un limonero.
Dentro de este antiguo huerto y paraguas en mano, la poetisa Pepa Parra lee un manifiesto para el recuerdo de la memoria de Fernando Quiñones y tras finalizarlo vitoreando ¡Viva Cádiz y viva Fernando Quiñones! se da por iniciada esta segunda ruta en honor del gaditano escritor.
La siguiente parada, en la calle Flamenco donde se leerán unos breves artículos que Fernando Quiñones publicaba en el Diario de Cádiz bajo el título de las mijitas del freidor.
Un emotivo homenaje al muelle de Cádiz estuvo marcado por la voz de David Palomar acompañada por la guitarra de Ricky Rivera que interpreta un vaporcito del puerto, personal y aflamencado, arte que tanto gustó y por el que tanto hizo la persona de Fernando Quiñones.
Al pie del monumento a las Cortes de la plaza de España, Javier Osuna nos habla de la también faceta carnavalesca de D. Fernando, pero el cielo emocionado con tanto arte y cariño rompe en un gran sollozo y convierte al grupo en una gran y única mancha de paraguas, poco a poco estábamos cada vez más unidos.
Pero como mojarse mucho no es bueno para el ser humano ya que rápidamente nos resfriamos y cogemos virus indeseables, la organización, de manera acertada, propuso refugiarnos en la Asociación de la Prensa, para continuar la ruta.
Ya en la calle Ancha, y ante una sala de conferencias repleta de público, se sucedieron los homenajes al escritor, tanto cantados, recitados como narrados, a través de vivencias y anécdotas contadas por los oradores.
De aquí, al Casino Gaditano, donde en su patio neomudéjar descubrimos sus libros de poemas de inspiración andalusí, magnífico el poema de la comida, y la parada concluye con la voz y la guitarra de Antonio Martínez Ares.
En las puertas del Oratorio de San Felipe, Alberto Ramos nos relata sus vivencias personales con Fernando Quiñones y su constante preocupación por la cultura y la defensa del patrimonio de esta ciudad, labor tan difícil entonces y ahora, en un país que poco sabe y menos la valora, ahora Nacho Moreno canta a Lorca con un estilo que nos recuerda a Silvio Rodríguez, posteriormente el Falla, Valcárcel, el monumento a Fernando Quiñones, la peña Juanito Villar, y hasta que "el cuerpo aguante" según palabras de los organizadores, supondrían el homenaje y el recuerdo de esta ciudad y estos gaditanos a la persona de Fernando Quiñones.
Nosotros y por tener que atender otros compromisos, en el Oratorio finalizamos nuestro camino, tras vivir una mañana muy emotiva, cargada de recuerdos, admiración y mucho cariño hacia la gran persona y escritor que fuera Fernando Quiñones, desde nuestro blog agradecemos a la organización por celebrar eventos culturales de estas características y gritamos con ustedes ¡Viva Cádiz y viva Fernando Quiñones.
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