viernes, 5 de octubre de 2012

Cádiz turística II: Ciudad cerrada.


Acabamos de cerrar el mes de Septiembre, un mes que ha sido muy positivo para el turismo gaditano, sobretodo en cuanto a escalas y número de pasajeros de cruceros se refiere y ahora nos enfrentamos encontramos con Octubre, un mes para el que se espera la escala de más de 62.000 pasajeros, a lo que hay que sumar la correspondiente tripulación de los treinta y tantos buques que hacen escala en Cádiz este mes.

En numerosas ocasiones desde este blog hemos comentado la importancia que está adquiriendo el sector de cruceros en la ciudad, y cómo puede ser un complemento perfecto para el desarrollo turístico de la misma y un elemento para reducir la típica estacionalidad del turismo estival.

Actualmente nos encontramos en muy buen camino, se están tomando iniciativas y gracias al recién creado Observatorio de Cruceros por la Autoridad Portuaria, se está llevando a cabo un análisis exhaustivo del sector en la ciudad.

Entre las debilidades detectadas, hay una que supone un lastre para Cádiz desde el punto de vista turístico y bajo mi opinión, una forma de no cegarse ante oportunidades de mercado. Nos estamos refiriendo a la problemática de los horarios comerciales.


La practica habitual no solo de los turistas de cruceros sino también de los visitantes alojados en otras localidades cercanas a la capital, es de realizar sus visitas turísticas y monumentales a lo largo de la mañana, al ser la mayoría procedentes de otros países, acostumbran a almorzar temprano y dedicar la tarde para culminar sus visitas o realizar sus compras, y aquí nos topamos con nuestro problema.

No solo en Cádiz, sino en muchas localidades españolas, los comercios acostumbran a cerrar sus puertas entre las 13:30 horas y las 18:00 horas, es el denominado por los foráneos como el “siesta time”, más de cuatro horas en el centro del día en las que todos los comercios pierden la oportunidad de que visitantes y cruceristas puedan disfrutar de sus escaparates, entrar y conocer sus productos, suponiendo toda una oportunidad de venta.

En varias ocasiones las administraciones han intentado realizar experimentos para convencer a los comerciantes para permanecer abiertos ante la afluencia de visitantes, pero las experiencias no dieron su fruto, en parte, porque se espera que los beneficios lleguen automáticamente, considerándose que dichas horas extras de apertura supondrían tal afluencia como los mejores días de Navidad, y la cosa no es así.

Creo, y simplemente es mi opinión, que para que la cosa funcione, tenemos que, no solo