La segunda quincena de
Julio, y por motivo de la celebración del Bicentenario y la Capitalidad
Iberoamericana del Carnaval, se presentaba cargada de actos que atrajeran a
nuestra ciudad gran cantidad de público. Comenzando los actos con la
celebración del carnaval de verano y continuando la semana siguiente con la
escala de la Gran Regata.
Este momento de gran
expectación fue aprovechado por los trabajadores de la empresa de limpieza, que
en discusión con la dirección sobre las subidas salariales, convocan una atroz e
injustificada huelga de basuras. Como resultado, durante casi una semana, cada
día, Cádiz amanecía más sucio y maloliente. Ya en su momento, Nadia Cervera, hizo eco de la situación en este blog de opinión.
En una semana de temporada
alta en los hoteles de la costa gaditana y con la escala de varios cruceros,
pasear por la ciudad era de todo menos una visita agradable, ¿qué imagen creen
ustedes que se han llevado de Cádiz estos turistas?¿Creen que recomendarán la
ciudad a sus amigos y familiares?
Hoy en día la imagen es
fundamental y muchos comerciantes de Cádiz y asociaciones vecinales, ante la
desesperada situación, optaron por realizar ellos mismos las limpiezas de sus
calles y contratarlas con terceras empresas, para al menos, seguir pudiendo
abrir las puertas de sus negocios, poder instalar sus terrazas para recibir a
los visitantes.
Quisiera que nadie piense que estoy cuestionando la legalidad y procedencia de la misma pero esta última huelga de
basura ha puesto en evidencia la debilidad del sistema, el predominio de la
parte frente al todo, y cómo actos de este tipo puede afectarnos tremendamente, pues el daño que pueden ocasionar no repercute sobre los políticos, ni a las
grandes empresas, los principales afectados son los pequeños negocios de la
ciudad, esos gaditanos que soñaban con un mes de Julio que les ayudara a pagar
sus facturas y proseguir un poco más, ilusionados con el final de una crisis que
nos está devorando a todos.